Cuantos textos y dichos populares nos advierten sobre la costumbre de
criticar a los demás. Y no escarmentamos. La Biblia: "El que esté libre de
pecado que tire la primera piedra". O no digamos el refranero popular
español: "Se ve antes una legaña en el ojo ajeno que una viga en el propio".
Pero el caso es que no paramos de tirar piedras y de ver legañitas en ojos
ajenos.
Es muy fácil caer en el error de criticar a los demás. A nuestros
hijos, nuestra pareja, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo... Las
personas somos diferentes. Ni mejores, ni peores. Ha sido la diversidad uno de
los factores que ha hecho progresar a la humanidad. Aceptar y respetar la
diversidad es un acto de inteligencia suprema.
Cuanta más generosidad y tolerancia practique, más capacidad
intelectual tendrá su cerebro. Criticar es un factor importante en la escala de
pensamientos negativos que nos perjudican psíquica y físicamente, según la
psiconeuroinmunología.
Pasamos horas en analizar con detalle los defectos de los demás. Es un
tiempo precioso que podríamos emplear en observarnos a nosotros mismos y
combatir esos mismos defectos. Si vas a criticar a alguien practica el
"pensamiento opuesto". Analiza de forma honesta, sincera y valiente
ese mismo defecto en ti. Tu mente adquirirá mayor grandeza si la empleas en
autoanalizarte y en tratar de superar tus propios defectos.
Fuente: Web
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